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Baylor College of Medicine Destaca la Importancia de la Salud Mental y las Oportunidades para Construir Sistemas y Culturas que Mejoren la Atención Médica y Reduzcan Disparidades

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Antecedentes

Cada aňo en este país, uno de cada cinco adultos y uno de cada seis jóvenes experiencia un trastorno de salud mental. Las enfermedades mentales están asociadas con discapacidad y costo considerables en la sociedad. Ellas son la causa principal de discapacidad a nivel mundial y personas con una enfermedad mental seria mueren en promedio 25 aňos más jóvenes que la población general.

Los determinantes sociales de la salud mental has sido descritos en la literatura y están asociados con desigualdades en salud mental. Evidencia creciente sugiere que las minorías raciales y étnicas y la comunidad lesbiana, gay, bisexual, transgénero y la comunidad queer o que cuestiona (LGBTQ) están afectadas desproporcionadamente y que experimentar racismo, discriminación y desigualdad a lo largo de la vida puede afectar significativamente la salud mental de una persona. Más aun, muchas comunidades también están afectadas negativamente por el acceso limitado a oportunidades educativas y de empleo, vecindarios seguros, alimentos saludables, viviendas seguras y exámenes de salud y detección temprana, y carecen de acceso a servicios cruciales de salud mental (por ejemplo, cuidados psiquiátricos y de terapia), contribuyendo a angustia sostenida y discapacidad. El estigma de las enfermedades mentales es una de las razones principales por las que mucha gente evita o retrasa buscar tratamiento.

La prevalencia de las enfermedades mentales en Estados Unidos estaba subiendo continuamente antes de COVID-19, pero ha aumentado a casi el doble durante la pandemia.  The American Academy of Pediatrics, the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry and the Children's Hospital Association al igual que el  U.S. Surgeon General han declarado un estado de emergencia nacional en la salud mental infantil, citanto la tasa creciente de los retos de salud mental en niňos, adolescentes y sus familias. Casi la mitad de los adultos en Estados Unidos reportan sentir preocupación o estrés relacionados con la pandemia, los cuales tienen un efecto negativo en la salud mental causando problemas psicológicos, adictivos o de comportamiento. La prevalencia de trastornos de la alimentación debidos a la restricción de la ingesta de alimentos se ha triplicado en adolescentes y adultos jóvenes, ya que el aislamiento y la angustia llevan a intentos destructivos para tomar control. Además, muchas pérdidas, experiencias y emociones no se reportan, contribuyendo al aumento de la prevalencia de las "víctimas silenciosas" entre nosotros. Ahora más que nunca la salud mental es un asunto de salud pública que nos afecta a todos.

Como sociedad, nosotros tenemos que tratar de entender mejor las necesidades de la salud mental y mejorar el acceso a sus cuidados y a los resultados, cambiar cómo y cuándo tratamos a personas con problemas de salud mental y prevenir que su cuidado se pase por alto y sea subvencionado.

En Baylor College of Medicine colaboramos con miembros de la comunidad (por ejemplo, Clinic for International Trauma SurvivorsCoping with COVIDTexas Child Mental Health Care ConsortiumAlliance Wellness Clinic, entre otros), para proveer acceso al cuidado de salud de calidad para los adultos, niňos y familias de Houston y áreas adyacentes. Estamos preparando la siguiente generación de proveedores de servicios de salud mediante el ofrecimiento de varios programas de entrenamiento – abordando estrategias de muestreo, medición y análisis, preocupaciones legales y éticas y asuntos de legislación. Más de 40 investigadores con financiamiento están conduciendo investigaciones en la mayoría de los desórdenes psiquiátricos y en tecnologías, y muchos están examinando asuntos sociales y éticos esenciales en salud mental, incluyendo desigualdades, impacto diferencial en poblaciones vulnerables (incluyendo grupos pediátricos y de adultos), enfoques preventivos para promover el bienestar emocional y la asignación de recursos limitados para abordar la situación de la crisis de la salud mental en este país y alrededor del mundo. Nosotros creemos que hay oportunidades para implementar soluciones inteligentes que pueden ayudar a construir sistemas y culturas que promuevan la salud mental y mejoren las vidas de los que sufren debido a enfermedades mentales.

Estrategias recomendadas para abordar el cuidado de la salud mental

  1. Mejorar el acceso a servicios mediante la inversión en servicios de salud a distancia (telehealth), clínicas de salud móviles y otros programas comunitarios en línea. Nosotros, como muchas otras instituciones, implementamos rápidamente un grupo de opciones de salud a distancia y otras opciones creativas (como la primera clínica portátil y ajustable del país, la SmartPod clinic "Access2Health") durante la pandemia. Nos comprometemos a continuar invirtiendo para hacer prioridad la atención médica virtual y tecnologías digitales, especialmente para servicios de salud mental, y fomentar que otros lo hagan también. También invitamos a aseguradores (del gobierno federal, y muchos de gobiernos de estados y comerciales) y legislaturas federales y estatales para que permanentemente eliminen barreras para el acceso de cuidados de la salud (por ejemplo, eliminar la aplicación de HIPAA para Facetime y Skype, relajar las leyes sobre el consentimiento por escrito de prescripciones en línea, y expandir la cobertura actual de Medicaid a servicios de salud a distancia), mientras continuamos enfocando los esfuerzos que aseguren privacidad y calidad de cuidado.
  2. Mejorar el acceso a tratamientos basados en evidencia. Usualmente pasa un tiempo substancial entre el comienzo de la enfermedad mental y la iniciación del tratamiento. Complicando este problema, el tratamiento recibido no siempre está de acuerdo con estándares basados en evidencia. Por lo tanto, destacamos la necesidad de promover el uso consistente de tratamientos basados en evidencia para enfermedades mentales y el entrenamiento en curso de profesionales en la aplicación de intervenciones probadas y efectivas.
  3. Abordar los retos del personal y avanzar diversidad e inclusión en el tratamiento de enfermedades mentales. Incluso antes de la pandemia, se conocía la escasez de proveedores de servicios para la salud mental, especialmente en áreas rurales. Tenemos que buscar otras maneras de reducir la escasez de cuidados de salud mental, tales como apoyar la educación de enfermera(o)s y de asistentes médicos, trabajadores sociales y de salud comunitaria, consejeros y médicos para aumentar su capacidad para ayudar a personas necesitadas de ayuda (por ejemplo, recomendaciones y referencias). Además, para expandir el personal es crítico avanzar la igualdad en el área del personal de salud mental para satisfacer las necesidades varias de las poblaciones de pacientes, incluyendo aquéllos con problemas médicos y psiquiátricos coexistentes (por ejemplo, anorexia nerviosa). Tenemos que priorizar incrementar la proporción de proveedores de grupos social y económicamente desfavorecidos mediante programas dedicados que promuevan interés, compromiso, liderazgo, adelanto de la carrera y retención de oportunidades.
  4. Integrar más ampliamente la evaluación de la salud mental y del comportamiento. La detección temprana de problemas emocionales y de comportamiento es crucial. Incluyendo e integrando la salud mental en la atención médica primaria mejora el acceso y reduce el estigma. La evaluación de la salud mental tiene que ser una rutina que es parte de los servicios de cuidado primario a lo largo de la vida, y debemos invertir en otras formas de hacer la evaluación más manejable. (por ejemplo, apps efectivos para evaluar la salud mental, uso de evaluadores representativos ya disponibles, investigar maneras para dar cuenta financiara del tiempo de evaluación (facturación), y profesionales entrenados en salud mental en el personal, especialmente en cuidados urgentes y en guarderías). También apoyamos hacer evaluaciones en el lugar de trabajo y creemos que las escuelas (especialmente K-12) necesitan estar equipadas para proveer servicios de salud mental en el sitio, siendo cuidadosos considerando asuntos de privacidad y confianza. También apoyamos incorporar preguntas sobre los medios sociales en las evaluaciones clínicas de rutina, especialmente para los adolescentes.
  5. Mitigar los síntomas tempranos de estigma y discriminación asociados con la salud mental mediante educación cultural and lingüísticamente apropiada, programas y legislaturas. Se necesita el liderazgo de empleadores y grupos comunitarios (por ejemplo, organizaciones religiosas) y escuelas para reducir el estigma y la discriminación. Asociaciones dentro de la comunidad son necesarias para reconocer y responder mejor a los retos de salud mental y eliminar barreras que impidan que las personas se expresen y reciban la ayuda que necesitan. Hay que desarrollar e implementar planes de estudios adaptados al individuo e informados culturalmente, que incluyan lenguaje que humaniza y no estigmatiza en relación con la salud mental para ayudar en el reconocimiento de seňales de estrés emocional y fomentar el acceso a intervenciones y tratamientos tempranos. Esta estrategia debe incluir maneras para manejar estrés y resolver conflictos. Se necesitan ideas y experiencia para asegurar el estilo y formatos apropiados (por ejemplo, materiales en lenguajes múltiples, en video o impresos con imágenes diversas) y seleccionar los mensajeros (por ejemplo, personas que tengan valores comunitarios diversos y sean respetuosas).
  6. Crear una cultura que estimule y normalice la búsqueda de cuidado para enfermedades mentales. Esto es especialmente cierto en medicina donde abundan los reportes de agotamiento de trabajadores sanitarios y la subutilización de servicios de salud mental. Los profesionales en entrenamiento en particular pueden tener riesgo dada su posición vulnerable debida a evaluación. Tenemos que ayudar a las personas donde viven y trabajan a reconocer y responder mejor a los retos de salud mental y eliminar barreras que prevengan que las personas se expresen y reciban la ayuda que necesitan.
  7. Priorizar y conducir investigaciones empíricas longitudinales que ayuden a identificar, evaluar y abordar la salud mental. Podemos mejorar nuestra comprensión de los factores de protección y asesoramiento del riesgo a la enfermedad, diagnosis temprana y modelos multisectoriales de cuidado. Hay oportunidades adicionales para intervenciones de soporte que abordan desigualdades en asociación con las comunidades. Se necesitan más investigaciones para evaluar la efectividad de los programas de comunicación y evaluación y para examinar las experiencias vividas, ambientes estructurales y realidades de aquéllos más afectados por enfermedades mentales. También necesitamos considerar cómo esto varía de acuerdo al sexo, raza y etnicidad. Hay una oportunidad para examinar y mejor abordar desigualdades significativas respecto al dolor y su tratamiento en relación con salud mental, incluyendo condiciones de salud que afectan desproporcionadamente a poblaciones minoritarias y posible parcialidad por parte de los proveedores al responder al dolor asociado con estos trastornos. También se necesitan estudios adicionales para refinar intervenciones basadas en las interacciones entre determinantes sociales de salud metal que incluyen relaciones complejas entre raza/etnicidad, estado socioeconómico, salud mental y cuidado de salud.

Juntos podemos enfocarnos en mejorar el bienestar de las personas y sus familias mediante el examen y mejora de los sistemas de salud mental y creando una cultura de empatíahumildad e igualdad. Un análisis crítico de los retos de la salud mental (al mismo tiempo que reconocemos que los obstáculos de cada persona son personales y diferentes) requiere un asesoramiento sistemático basado en evidencia de las intervenciones existentes, regulaciones de recursos y soporte para identificar lo que funciona y lo que no funciona. Creemos que con más colaboraciones y compromisos a través de todos los grupos – proveedores, empleadores, legisladores, personas interesadas en la comunidad y consumidores – podemos tomar lo que hemos aprendido, aprovechar tecnologías emergentes y crear un futuro mejor para la salud mental y de comportamiento que es inclusivo, representativo y accesible.

Recursos

Para más información sobre los servicios de salud mental de Baylor, pulse aquí.

Recursos de salud mental para adultos:

Para recursos de salud mental en Texas Children's Hospital, visite:

Contribuidores: Clarice Jacobson, Faith Fletcher, Ph.D., Mary Anderlik Majumder, Ph.D., Eric Alan Storch, Ph.D., Toi Blakley Harris, M.D., J Wesley Boyd, M.D., Ph.D., Virginia D. Cline, Ph.D., Catherine M. Gordon, M.D., M.S., Wayne Goodman, M.D, Holland Kaplan, M.D., and Amy L. McGuire, J.D., Ph.D., en nombre del Center for Medical Ethics and Health Policy, Department of Psychiatry, and Department of Pediatrics en Baylor College of Medicine.